A la llegada de los españoles al Perú y tras la toma de la capital Inca el Cusco por Francisco Pizarro y sus huestes los palacios Incas pasan a ser las casonas y palacios de sus nuevos amos quienes se mezclan con las princesas Incas o Qoyas y mujeres de la realeza Inca para forjar un nuevo linaje mestizo en el Cusco, los derrotados son exiliados hacia San Sebastián y San Jerónimo al Sur de la actual ciudad del Cusco, muchos de los actuales descendientes que viven en estos dos distritos provienen o descienden de las panakas reales de los Incas, es una pena como se va perdiendo año tras año la traza de las calles, la armonía de las casonas de estilo colonial de adobe con estucado de yeso con techos a dos aguas de teja colonial, con los balcones celestes, verdes o marrones tan típicos de estos otrora distritos más tradicionales del Cusco.
San Sebastián no ha podido con el embate de la modernidad chicha que ha desfigurado a todas las ciudades del Perú, el caos urbano, las construcciones de 3,4 y 5 pisos, de cemento, con fierros a medio construir en los techos, con cerámica de pisos adornando las fachadas, una triste realidad que se ve ya en todo los alrededores del Cusco colonial no tan visitado por los turistas.
Sinembargo existen todavía algunos rezagos del pasado y por supuesto las tradiciones y creencias de su pueblo que subsisten tratando de no ser devorados por este modernismo canalla sin batuta que ha degenerado, corrompido y desfigurado a nuestra ciudad.
La vestimenta de las mestizas con sombrero y polleras a la usanza de las campesinas españolas de hace 500 años atrás es todavía usada en muchos lugares del ande donde tras edictos reales de aquellos tiempos se estableció que en su condición de súbditos los naturales debían vestir como los campesinos españoles de la época, una moda que se ha convertido en un icono de su propia cultura trascendiendo siglos.
Diego Quispe Tito uno de los más grandes exponentes del barroco andino era de San Sebastián, fue el único pintor indígena que fue llevado hasta el Vaticano para poder conocer las obras de Rafael, Miguel Angel y Da Vinci para luego volver al Cuzco y plasmar lo aprendido en su pintura, tras el incendio del templo de San Sebastián el año de 2016 se perdió gran parte de su trabajo con el que decoró el hermoso templo colonial, una perdida sin duda irreparable.
Un lienzo del Cusco que no quiere ni debe desaparecer, un Cuzco tradicional, hispano pero indígena a la vez, mestizo de sangre europea e Inca.